LA GRAN REVOLUCIÓN POR VENIR Y EL DESTINO DE EUROPA

¿SABEMOS LEER EL SIGNO DE LOS TIEMPOS? ¿Somos conscientes de las grandes oportunidades que se nos presentan? Y al contrario ¿somos conocedores de las amenazas que se ciernen sobre nuestro futuro? ¿Nos quedamos en lo superficial o realmente conocemos y aprovechamos las tendencias estructurales (de fondo) que mueven el mundo?

Vivimos unos tiempos de gran entusiasmo (a pesar del Brexit) debido a eso que unos llaman la “TRANSFORMACIÓN DIGITAL” y otros lo elevamos al rango de revolución. Se trata de la revolución en el mundo de la información y la comunicación. Sin embargo, es una revolución incompleta puesto que su momento álgido se producirá cuando realmente utilicemos las nuevas tecnologías masivamente y aprovechando todas sus posibilidades, incluidas las que no nos imaginamos.

Por lo anteriormente expuesto, yo considero que ESTAMOS EN LOS ALBORES DE UNA GRAN REVOLUCIÓN, y que la gran revolución se dará cuando, sobre la base las nuevas e impresionantes herramientas digitales, empecemos a competir solo con nosotros mismos, cuando miremos a nuestros compañeros como oportunidades de colaboración y crecimiento mutuo, cuando crecer no sea sinónimo de frenar a nuestro vecino sino de auparnos sobre nuestro propio potencial dormido, cuando hagamos de este mundo un lugar de oportunidades para quienes realmente tienen la voluntad y el espíritu de sacrificio necesarios, cuando nos planteemos realmente en serio un mundo más solidario sin que deje de ser justo y proporcional al esfuerzo y méritos de cada cual. En definitiva, cuando la colaboración se imponga con contundencia sobre el enfrentamiento y la rivalidad.

El FACTOR DECISIVO DE LAS GRANDES REVOLUCIONES no se sustenta en la creación de nuevas tecnologías sino en el ingenio del ser humano para utilizar de otra forma lo que tiene a su alrededor y en su empeño por hacer realidad sueños que parecen imposibles. Por otra parte, las grandes revoluciones no suelen ser el fruto de una voluntad generalizada del ser humano sino el resultado de la genialidad o la indomable tenacidad de unos pocos.

Por poner un par de ejemplos: nadie inventó el fuego, pero su “domesticación” fue decisivo para el ser humano. Por el contrario, la llegada del hombre a la luna fue el fruto de un mastodóntico empeño que redundó en un salto significativo en el desarrollo de múltiples tecnologías (como las TIC)

¿Y cómo queda EUROPA EN ESTE NUEVO Y PROMETEDOR ESCENARIO? PREOCUPANTE… Europa está perdiendo el tren de la historia: creyéndonos sobrados de capacidad nos hemos olvidado de lo fundamental (la creación de riqueza como base del bienestar) y nos entregamos a lo accesorio (el ocio, el debate estéril sobre cómo trabajar cada día menos, los gestos sobrecargados, los escaparates relucientes y las ideologías trasnochadas)

Mientras tanto, el mapa del mundo cambia. LAS ÁREAS DE MÁS ACTIVIDAD Y POTENCIAL ECONÓMICO SE TRASLADAN A AMÉRICA Y EL ESTE DE ASIA. Europa empieza a estar en la periferia y vivimos ajenos a esta realidad procurando aprovechar los últimos rescoldos que nos quedan de nuestra pasada gloria. ¿Es el Brexit la antesala de nuestro duro despertar? ¿Qué dejaremos a las generaciones futuras? ¿Nos faltan líderes con una visión aguda de la realidad, soluciones creativas, valentía y entrega?
[Recomiendo la lectura del capítulo 28 del libro “Historia del hombre” de Cyril Aydon (Planeta, 2009), titulado “Una nueva manera de trabajar” donde hablando del libro de Adam Smith, “La riqueza de las naciones” (1776) dice: “Smith era consciente de que tanto él como sus contemporáneos se hallaban en el umbral de un nuevo mundo, y escribió su libro para ayudar a la gente a comprender cuáles eran sus reglas” (pag. 316). Y a quien quiera entender el presente teniendo una visión aguda de la trayectoria de la humanidad, le recomiendo la lectura de todo este extraordinario libro]

Emilio Muñoz
Soluciones reales de gestión para la empresa
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